
En la España de la posguerra inmediata confluyó la tríada ideal para la irrupción de una epidemia de tifus exantemático: el hambre, la falta de higiene y el hacinamiento. Según en artículo, las autoridades locales emplearon mecanismos de exclusión social para que la epidemia de tifus no constituyera un impedimento en la legitimación del régimen franquista.